Mi abuelo vino a casa en busca de un masaje con final feliz

Mi abuelo no es tonto y sabe que soy una de las mejores masajistas de la ciudad a la que encima no le importa acabar los masajes con final feliz, incluso con él. El caso es que cuando más relajado estaba en la camilla empecé a hacerle una paja mientras él me metía mano por debajo de la bata, al final tanto mi abuelo como yo estábamos muy cachondos y terminamos follando a lo perrito sobre la camilla donde doy los masajes.

Agregado: 1-junio-2017Duración: 06:00 minutos Visto: 304.930 veces

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